Cómo ser un líder sólido en un mundo líquido

por | Feb 3, 2021 | Desarrollo personal, Liderazgo y Management, Transformación Digital

El sociólogo Zygmunt Bauman acuñó el término de mundo líquido para definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos.

Según Bauman están haciendo agua desde los Estados a las familias, pasando por los partidos políticos, Gobiernos que ya no mandan, los puestos de trabajo que antes nos daban seguridad y que ahora no sabemos si durarán hasta mañana.

”La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante” Zygmunt Bauman Clic para tuitear

El mundo está inmerso en lo que se ha venido a llamar la cuarta revolución industrial y en una disrupción tecnológica que junto con indudables avances también está produciendo intensos desafíos de todo tipo: sociales, económicos y, por supuesto, personales. Vivimos en un entorno VUCA.

El diagnóstico de Bauman no es nuevo, pero nadie duda hoy de su clarividencia, y desde que en el año 2000 formuló su teoría en su libro Liquid Modernity hasta hoy en día, esa liquidez lo ha impregnado todo. Para Bauman la peor consecuencia de todo ello es el individualismo reinante y la renuncia a un humanismo que cada día se hace más necesario.

El líder sólido en un mundo líquido

Hoy todo cambia continuamente, nada parece permanecer, todo se basa en adquirir para usar y tirar para poder volver a adquirir lo último, lo nuevo, hasta que llegue algo más nuevo… En este panorama lo consistente tiene una ardua batalla que librar para sobrevivir.

Ante esta tesitura y, siguiendo las propias palabras de Zygmunt Bauman, la clave para lograr el equilibrio en una vida líquida: sostener ligeramente lo que se vaya presentando y soltarlo con elegancia, o lo que es lo mismo, fluir elegantemente con la vida.

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«La paradoja del cambio es que, precisamente, tanto cambio inconsistente está generando una resistencia generalizada al cambio, un no cambio o un cambio ineficaz o insostenible.» Clic para tuitear

En un mundo que está viviendo la esquizofrenia permanente del cambio, si este no se gestiona con consistencia, de la incertidumbre pasamos al miedo y de este a la paralización, la huida o el enfrentamiento continuo.

Por eso estamos tan necesitados de verdaderos líderes que sean capaces de afrontar sin miedo la vulnerabilidad del mundo líquido que vivimos.

Necesitamos líderes consistentes. Un nuevo líder sólido en un mundo líquido. La consistencia de un líder da lugar a su credibilidad, y esta es la que genera la confianza para que otros se movilicen en torno a él, en búsqueda de consejo, de inspiración, de luz, de opinión, de compañía para hacer el camino. La confianza se gana a través del ejemplo.

Para la experta Mª Luisa de Miguel, autora del libro ”Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional” un líder consistente manifiesta estos 7 comportamientos clave:

.-Fijación de objetivos y planes futuros claros, transparentes, viables, inclusivos

No se trata sólo de evocar visiones, sino de que estas sean convincentes; que las personas vean que se pueden tangibilizar, porque se les ha explicado con claridad cómo hacerlo o las posibilidades para ello, y qué papel tienen cada uno en esa misión. Además, para fijar esa visión, así como el objetivo y los planes para lograrla, se ha tenido en cuenta a todos, a las diferentes voces y  culturas de la organización.

2.-Eliminación de lo superfluo

Lo que suponga agravios comparativos, los excesos, lo innecesario se elimina. Hay que centrarse en lo importante, lo relevante, lo que verdaderamente aporta valor para todos y para la consecución de la meta común. No permitir tratos de favor, privilegios, despilfarros, apropiaciones indebidas de recursos, logros o méritos, actuaciones interesadas que solo benefician a uno y perjudican a otros, manipulaciones, falsificaciones, abusos de poder, discriminaciones, chismes, rumores. Todo ello es una fuente de contaminación emocional y ética que acaba destruyendo cualquier proyecto en común.

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3.-Afrontar de forma abierta, transparente, valiente e inclusiva los problemas

Afrontar los problemas aunque sean difíciles y teniendo en cuenta a todas las partes implicadas. No mirar para otro lado, esperar a que pasen, a que otros los solucionen, a que se olviden. Ser firme en la exigencia de responsabilidades y compromisos, no tolerar los comportamientos no éticos, dañinos, que vayan en contra de los valores y compromisos asumidos.

4.- Tomar decisiones que no sean contradictorias,

Comportarse de acuerdo a las decisiones tomadas y a las promesas realizadas, tanto explícitas como tácitas. No generar expectativas que no se pueden cumplir. Alinear las decisiones con la meta y con los valores. Reflexionar constantemente sobre los resultados, efectos, y consecuencias de nuestras decisiones para someterlas al juicio de la consistencia y aprender a mantenernos en él.

5.-Ejemplificar

En cada palabra, en cada mensaje, en cada acción, en cada gesto, en cada símbolo los valores que se predican. Alinear la meta con las acciones que se proponen para conseguirla.

Ser claro e inequívoco en lo que se dice, verbal y no verbalmente, no tergiversar, ocultar, insinuar, edulcorar; todo ello generar confusión y conflicto.

6.- Tener en cuenta las diferentes sensibilidades, opiniones, ideas, enfoques

Escuchar, observar, dialogar. Permitir que todos puedan expresarse, con respeto y claridad, interesarse por su punto de vista, tenerlo en cuenta; lo cual no significa ni compartirlo ni ajustarse a él, pero sí incluirlo en la toma de decisiones de forma razonada y congruente.

7.-Acompañar y desarrollar la consistencia prestando el apoyo necesario a otros para que comiencen a practicarla

y para que se mantengan en el camino de lograrla. Esto requiere de alta dosis de motivación, empatía, autorregulación emocional, paciencia y comprensión. Ser consistente es un arduo camino de esfuerzos y tiempo, quien comienza esta aventura será acechado por numerosas tentaciones, sombras, dudas, insatisfacciones,  recaídas. Estar ahí para recordar que no está solo, que puede seguir adelante, que existen muchos caminos para lograrlo, que comprendemos la dificultad pero que estamos ahí para ayudarle a superarla, es otra forma más de ser consistente.

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La confianza y la seguridad necesarias para afrontar una vida llena de ambigüedad, cambios e incertidumbre, sólo puede surgir de la consistencia, que no significa rigidez, sino una elegante fluidez equilibrada.

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