¿Quién sueña con adquirir un apartamento en la tercera línea de playa si puede recorrer el mundo con AirBnB y hacerse selfies para subir a Instagram? Tampoco las niñas soñamos ya con ser princesas. El mundo ha cambiado, y, aunque el futuro es incierto, ahora más que nunca podemos ser protagonistas de nuestro propio destino. No buscamos príncipes que nos salven de los peligros; ahora las niñas creemos en nuestras capacidades para crear y liderar nuestro propio castillo.
Cambio de paradigma. No queremos ser princesas
Parece que la estructura de valores ha cambiado mucho en los últimos años. A veces pienso que no ha quedado otra, que hemos sido educados para un mundo que no existe, con metas que hemos acabado por despreciar. Nos criamos en época de bonanza y, claramente, no estabábamos preparados para la recesión. Como resultado: Frustraciones constantes por poder trabajar «de lo mío» y contratos basura han hecho que -al final- no aspiremos a triunfar y/o casarnos con la empresa para la que trabajamos, porque hemos visto que un golpe de viento se lleva las promesas.
Pero no considero que este cambio de paradigma sea malo, de hecho casi al revés: poco a poco se hace callo y por todos es sabido que los buenos marinos no se forjan en mares mansos. Y llega la famosa palabra: RESILIENCIA. Uno se da cuenta de que si todo lo que te rodea es un «no», a veces hace falta poner un «sí» encima de la mesa.
Y ahí va mi sí: he fundado una empresa internacional. Bueno, dos, pero la primera es otra historia.
¿Y sabéis por qué he montado y dirijo Spanish for Executives? Porque puedo.
«Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes tienes razón», decía Henry Ford.
Y es verdad, este señor tiene toda la razón. Creo profundamente en la determinación humana. El camino del emprendedor no es fácil, pero me imagino que no lo es más que aguantar a un jefe malévolo hasta la jubilación (ojo, cuenta los años que te faltan para ese gran día, amigo).
Así que si te lo estás pensando: piénsatelo de verdad. Mola. Mucho.
Quizás para cuando llegue este artículo a tus ojos he dejado mi cargo y vuelvo a trabajar por cuenta ajena. También puede ser que en lugar de esta empresa dirija otra, o quizás: un imperio. O, quizás no. Si pudieramos predecir el futuro la vida dejaría de ser divertida. Y lo que tengo claro es que no consigues lo que no intentas.
Deja de quejarte.
Alguna vez me han pedido consejo para montar una empresa (¡A mí?) y el primero que suelto es: deja de quejarte.
Suéñalo y hazlo. Hazlo y punto. No te hagas trampas en el solitario con excusas. Ponte metas grandes y, si fracasas, vuelve a intentarlo. O intenta otra cosa. Así es la vida. Levántate, lámete las heridas y hazlo. Y aprende a lidiar con el éxito y el fracaso, que son dos impostores a los que hay que tratar de igual forma (Kipling dixit). ¡Ey! Y mucho cuidado con las redes sociales, ¡que contaminan nuestra percepción del éxito! No sé cual es la clave, pero yo siempre busco la inspiración en buenas personas (y sí, digo buenas, cualidad que no está de moda y me parece la más importante).
La juventud estamos sedientos de experiencias, vamos devorando la vida en la búsqueda de la satisfacción y realización. Y sí, también eso va de jugar a montar empresas. Pero al fin y al cabo: ¿Quién quiere ser una princesa cuando se puede ser CEO de una compañía? Desde luego, a mí me mola mucho más lo segundo.
Detrás de una gran sonrisa se encuentra María Laín Valenzuela, fundadora y directora de Spanish for Executives.
Desde 2008, a caballo entre Londres y España, María se ha dedicado a lograr diferentes objetivos de estrategia, marketing y comunicación para multinacionales (Diageo, Barceló Hotels & Resorts, Time Inc.), sector público (Embajada de España en UK), start-ups y PYMES. Desde muy pequeña ha demostrado su corazón emprendedor: SPANISH FOR EXECUTIVES es la segunda aventura empresarial internacional que crea y lidera María, y tiene como objetivo difundir el español en el ámbito de los negocios.