Las soft skills necesarias para la transformación digital

por | Feb 28, 2018 | Desarrollo personal, Liderazgo y Management, Psicología

La transformación digital no son cambios tecnológicos; es eso y mucho más. Se necesitan nuevas soft skills o habilidades «ligeras» para afrontar con éxito el reto del cambio digital. En realidad, estamos ante un profundo cambio de relaciones y de valores que están trastocando casi todo. Por ello no solo es cuestión de adoptar las nuevas tecnologías; se necesita desarrollar un core nuevo de habilidades que permitan hacer frente de forma exitosa a los nuevos retos que surgen.

Las Soft Skills para la Transformación Digital

Para ser más digitales, los empleados, los empresarios y cualquier persona tendremos que desarrollar nuevas habilidades técnicas para el uso y, en ocasiones también para el diseño de nuevas herramientas. Y hacerlo no tiene por qué ser un proceso complejo, ya que esas habilidades dependerán del tipo de actividad y de empresa.

Gestionar  “capacidades analíticas avanzadas” como big data o business analytics  será primordial para grandes compañías o no tan grandes en recursos humanos pero sí en procesamiento de datos o transacciones. Estas habilidades técnicas son fundamentales para modernizar procesos y desarrollar la relación con un cliente cada vez más digital, tareas que todas las empresas, grandes o pequeñas, necesitan abordar.

Sin embargo, las competencias que marcan la “actitud digital” son las habilidades “actitudinales” o soft skills, que entremezclan rasgos de personalidad, habilidades sociales y hábitos personales. Es, en  definitiva, una nueva forma de enfocar la actividad diaria del empleado con nuevos valores propios de la era digital. Más importante que las aPtitudes, son las aCtitudes. El talento sin esfuerzo se agota pronto.

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Soft Skills

Habilidades “actitudinales” o soft skills

1. Autonomía y autogestión

Se trata de entender el trabajo como un ejercicio de responsabilidad, de gestión de tiempos y prioridades, de proactividad y pasión. De predisposición al aprendizaje autodidacta y continuo, entendiendo cada actividad como una oportunidad win-win de formación para el empleado y de aporte de valor para su organización.

2. Inteligencia emocional (IE)

La IE es la principal habilidad que debemos desarrollar. Ser capaces de reconocer las propias emociones y sus efectos; conocer las fortalezas y las debilidades de uno mismo; tener seguridad acerca del valor de uno mismo y de sus capacidades. Gestionar las emociones y los impulsos disruptivos; ser digno de confianza: mantener una línea de honestidad e integridad; se diligente: asumir la responsabilidad por nuestro trabajo; mostrar adaptabilidad: flexibilidad a la hora de gestionar los cambios y tener capacidad de innovación: sentirse a gusto y estar abierto a las ideas nuevas.

3. Colaboración y relación

La capacidad de trabajar en equipo, formar parte de equipos multidisciplinares e incluso repartidos en diversos lugares del mundo es un valor en alza. Se acabó el despacho aislado y el trabajo en solitario. Esto exige saber comprender los puntos de vista de los demás; saber ponerse en su lugar (empatía) y estar dispuesto a ceder para que gane el conjunto.

4. Análisis del entorno

Sin ser expertos en análisis de datos, tenemos que contar con unos conocimientos mínimos que nos permitan sacar conclusiones de los datos que tiene la empresa. Así lograremos analizar y medir los cambios que necesitamos introducir tanto en nuestra “trastienda” como en la experiencia de nuestros clientes.

5. Creatividad y gestión del cambio

La capacidad de escucha y de “extrapolación” es clave cuando la innovación es la fuente principal de ventaja competitiva. Hoy más que nunca hay que adaptarse a contextos cambiantes, donde el nivel de incertidumbre y de ambigüedad puede llegar a ser muy elevado. Vivimos en un mundo VUCA.

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6. Orientación al cliente

Las empresas han de centrarse en mirar, atender y escuchar a sus clientes. Deben desarrollar su presencia en Internet, pero su estrategia comercial tiene que estar centra en el cliente; buscando generar experiencias únicas, convirtiendo al cliente en un fan.

A menudo estas “habilidades blandas” son las más difíciles de encontrar, y al mismo tiempo son las que más influyen en la cuenta de resultados. Además, mientras que las “habilidades técnicas duras” pueden ser aprendidas, las “soft skills” son más difíciles de adquirir ya que forman parte de la personalidad de cada uno. A pesar de ello, se pueden entrenar y llegar a formar parte del conjunto de estrategias habituales de funcionamiento de casi cualquier persona.

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